Los primeros datos que se tienen de los bebés reborn se remontan a la Alemania de la II Guerra Mundial.
Durante esta guerra, muchísimas personas se vieron obligadas a vivir en refugios y sitios donde estuvieran seguros en el transcurso de los bombardeos.
Además la situación era límite, había muy pocos recursos y costaba acceder hasta a los productos de primera necesidad.
Ante esta situación, muchas madres comenzaron arreglar y reformar las muñecas de sus hijas para que pareciesen diferentes.
Mucho tiempo después, en los años 90, esta moda comenzó a extenderse por EE.UU y fue surgiendo la gran industria que conocemos hoy en día.